UN VIAJE POR LA INFANCIA... DE MUCHOS.

Viernes 4 de julio de 2014 En el transcurso del relato del cuento “Un lobo así de grande”, un niño que se está por ir a dormir, le dice a su madre que detrás de la cortina hay un lobo. Por supuesto, ella le sigue la corriente sobre las descripciones que el pequeño hace sobre el animal. Este libro es un libro objeto, porque la cortina está dibujada sobre una solapa que se despliega y atrás se encuentra el lobo, el cual sufre todas las modificaciones según el relato de niño. En un comienzo, el niño describe al lobo como un animal temible, pero a lo largo de la historia pasa de ser gracioso y finalmente tierno. El juego es ir desplegando las cortinas para ir descubriendo a este personaje. Cuando termino de leerlo, Federico dice: “Al final no da miedo. Empieza dando miedo pero después no. ¡Da risa!”. Lautaro, refiriéndose a la última imagen en donde el niño logra conciliar el sueño y sobre su cama aparecen muchos lobitos durmiendo con él, comenta: “¡Es como la Pantera Rosa, cuando duerme cuenta ovejitas! ¿Vos conocés a la Pantera Rosa?- le digo. Yo miro la Pantera Rosa- me responde y asegura- ¡me encanta! Pero este cuenta lobos porque el cuento es de lobos. Lautaro realizó un cruce intertextual a partir de la lectura de imágenes entre el cuento que les había leído y un capítulo de la Pantera Rosa (dibujo animado). Logró descubrir que tanto la Pantera como el niño de relato dormían. ¿Y cómo lo dedujo? Por la aparición de tantos animales en la cama de ambos personajes pero con una diferencia: la pantera contaba ovejas y el niño lobos. Para compartir este razonamiento le pido a Lautaro que comente a sus amigos qué le sucedía a la Pantera Rosa en el dibujito. Yo lo ayudo, porque también su comentario me hizo recordarlo. Me llevó a mi infancia y recordé: ¡la pantera Rosa también me encantaba! Vamos a intentar buscar ese capítulo en youtube para verlo juntos.